Actualmente, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el cáncer fluctúa entre primera a segunda causa de muerte en distintas regiones del mundo, sin embargo la tasa de supervivencia a esta enfermedad se ha duplicado en los últimos cuarenta años.
En Chile, las enfermedades oncológicas se posicionan ya en el primer lugar en cinco regiones, según cifras dadas por el Ministerio de Salud, el 25% del total de defunciones en el país donde el 65% de las muertes ocurre en personas mayores de 65 años.
La tasa de incidencia anual de cáncer en Chile fue de 216,9 por 100 mil habitantes y se espera que para el 2020 el cáncer se posicione en el primer lugar de la lista de causas de muerte en el país.
Existen más de 100 tipos de cáncer y por largos años sus métodos más comunes de tratamiento han sido la cirugía, quimio y radioterapia. Sin embargo, en el último tiempo han surgido nuevos tratamientos para combatir las enfermedades oncológicas, como es el caso de la inmunoterapia.
Desde la ciudad de Concepción en Chile y, con el apoyo de CORFO, la empresa chilena BioGénica logró desarrollar biotecnología para tratamientos de inmunoterapia para enfermedades oncológicas y exportarla a varios países del continente, e incluso de Europa.
Este tipo de tratamiento estimula las defensas naturales del organismo con el fin de combatir la enfermedad, utilizando sustancias producidas por el cuerpo o desarrolladas en laboratorio para mejorar o restaurar la función del sistema inmunitario.
De este modo, la inmunoterapia puede detener o retrasar el crecimiento de células cancerosas; impedir que estas se ramifiquen a otras partes del cuerpo y ayudar al sistema inmunitario para que funcione mejor.
¿Cómo funciona?
La inmunoterapia antitumoral se desarrolla como medicina personalizada, con base científica, inclusive con un premio Nobel de medicina en 2011 los Dres. Ralph Steinman y Zanvil Cohn.
En pacientes con buena respuesta a los tratamientos convencionales se realiza a partir de sus propias células sanguíneas, programadas contra su mismo tumor que luego son aplicadas como células dendríticas de forma segura y ambulatoria en la piel del paciente, permitiendo que el propio cuerpo las detecte y con ellas elimine células tumorales.
“Con este propósito, las células dendríticas aplicadas al paciente estimulan linfocitos de los ganglios linfáticos, con capacidad de atacar células cancerosas, potenciando hasta en un 40% los efectos de una quimio o radioterapia reciente y disminuyendo hasta en un 70% la reaparición del cáncer. Esta capacidad defensiva persiste por años después de aplicada al paciente, en la llamada ‘memoria inmunológica’”, comenta el experto de ReCell, Dr. Roberto Tubiñez.
En tanto, en pacientes que no obtuvieron buena respuesta a la oncología básica, donde el cáncer sigue presente (lo que es frecuente en etapas avanzadas), el tratamiento de inmunoterapia se realiza con el propósito de potenciar las defensas del paciente; reducir hasta en un 80% la intensidad de las complicaciones clínicas derivadas del tumor; mejorar la calidad de vida y extender su vida en hasta un 325% según el tipo de cáncer del paciente.
Se debe tener presente que por ser una terapia biológica, el mismo protocolo puede evolucionar distinto en cada paciente, distinguiéndose factores dependientes del tipo de cáncer, la funcionalidad de sus células dendríticas y el hospedaje inmunológico que desarrolla el paciente.