El cuerpo es una máquina brillante, diseñada para ser fuerte y resistente. Se cura de las heridas y se defiende de las enfermedades. Nos proporciona células T, que patrullan el cuerpo para reconocer y destruir anomalías e invasores. La mayor parte del tiempo, el sistema se autorregula sin que seamos conscientes del trabajo que realiza. Pero a veces, el sistema falla: se produce el cáncer.
“La idea es que hay varias fases en la vigilancia inmunológica. La primera es la eliminación. Surge el tumor. El sistema inmunitario lo ve. Se elimina. Fin de la historia. La siguiente fase es la del equilibrio, en la que surge un tumor, el sistema inmunitario lo ve, no consigue deshacerse de él, pero el cáncer no hace nada más; no se extiende.
“Y por último está la última E: el escape. El escape es lo que tratamos, por desgracia, en el día a día. El tumor ha aprendido habilidades que le permiten evadir el sistema inmunológico”.
Las células cancerosas, que son unos demonios astutos, contienen una señal inhibidora que desbarata esa respuesta del sistema inmunitario. Eso es lo que permite que el cáncer sobreviva y la razón por la que las células cancerosas se extienden: las células T que deberían destruirlas no saben cómo matarlas.
Durante generaciones, el tratamiento apenas ha ido más allá de la cirugía, la radiación y la quimioterapia, la santa trinidad conocida como “cortar, quemar y envenenar”
Para muchos pacientes, estos tratamientos son muy eficaces. Pero como el cáncer invade a nivel celular, puede ser un reto extraordinario eliminarlo definitivamente, y la eliminación del cáncer a menudo se hace a expensas de las partes sanas del cuerpo. La cirugía recorta amplios márgenes del terreno que rodea al cáncer. La quimioterapia mata tanto a las células normales en división como a las cancerosas.
Los estragos que causan tanto la enfermedad como su tratamiento pueden ser profundos. En 1957, el virólogo australiano Macfarlane Burnet llegó a la conclusión de que “hay poco terreno para el optimismo en el cáncer”, pero añadió que, aunque en ese momento “los medicamentos contra el cáncer también son cancerígenos, un enfoque algo más esperanzador, que sin embargo depende tanto de los recursos del propio organismo que nunca se ha propuesto seriamente, es el inmunológico.”
Cuando el presidente Richard Nixon firmó la Ley Nacional del Cáncer de 1971, se inició una nueva era en la que se estudiaba el comportamiento del cáncer y se exploraban nuevas formas de tratarlo. Al recordarlo ahora, el Dr. James Allison, profesor y catedrático de inmunología y director ejecutivo de la plataforma de inmunoterapia del MD Anderson Cancer Center, dice: “Los mejores asesores en este campo nos dijeron que no sabían hacer mucho más que lanzar quimio y radiación y cirugía contra el cáncer. Creo que lo que posteriormente surgió de ese trabajo fue una cantidad asombrosa de información detallada sobre la regulación normal del crecimiento celular y cómo se estropea en el cáncer. Es realmente magnífico”.
Casi 40 años más tarde, en 2009, el Gobierno de Obama lanzó una iniciativa similar, prometiendo una amplia asignación de fondos para la investigación médica en un amplio espectro, incluyendo 1000 millones de dólares para “la investigación de las causas genéticas del cáncer y los posibles tratamientos dirigidos”.
Un gran avance en una forma de cáncer no significa automáticamente una “cura” esperanzadora para otros tipos. Tu neuroblastoma no es el cáncer de mama de otra persona. La frase “cáncer de mama” en sí misma puede significar cosas diferentes para una persona con la mutación del gen BRCA2 y otra sin ella. Y debido a las circunstancias individuales y a las mutaciones celulares, mi melanoma no es tu melanoma.
El cáncer no es una enfermedad única, y es casi seguro que nunca podrá tratarse con una única poción mágica. Tiene que ser abordado con una variedad de protocolos.
A medida que la ciencia avanza con mayor sofisticación y profundidad, habrá cada vez más pacientes lo suficientemente afortunados como para obtener un tratamiento específico (o una combinación de tratamientos) que parezca erradicar sus cánceres.
CIENCIA
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