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Cada año aparecen hitos en la investigación en cáncer. Sin embargo, lo que sucedió la semana pasada en Chicago durante la reunión anual de la Asociación de Oncología Clínica de Estados Unidos fue diferente. La comunidad médica, en forma casi unánime, se despachó en elogios para destacar los avances de la inmunoterapia, una novedosa estrategia que consiste en estimular el sistema inmune del individuo para destruir las células cancerígenas.

La ovación se dio luego de que fueron presentados varios estudios en los cuales se observó que, a través de nuevas drogas que utilizan este mecanismo, es posible prolongar la vida de pacientes con tumores avanzados de piel y pulmón que hace cinco años no tenían opción de tratamiento.

Ante estos resultados, algunos expertos como Roy Herbst, jefe de oncología del Centro Cancerológico de Yale, Estados Unidos, declaró que el mundo estaba ante “un cambio de paradigma en el tratamiento de esta enfermedad” y que este tipo de medicamentos podría reemplazar en cinco años la quimioterapia como el estándar contra el cáncer. Mark Porter, médico corresponsal del diario The Times, indicó que “es la primera vez en mi carrera que honestamente creo estar ante el amanecer de una nueva era”.

El estudio más sorprendente fue hecho por científicos del Memorial Sloan Kettering Cancer Center en el que participaron casi 1.000 pacientes con melanoma avanzado de diferentes partes del mundo. Fueron divididos en tres grupos. A uno se le administró la mezcla de dos drogas basadas en inmunoterapia: ipilimumab y nivolumab. A los otros dos se les dio solo una de las dos, ya fuera ipi o nivo. La combinación de ambas resultó ser mucho más efectiva que ofrecer cada droga sola. En casi 60 por ciento de los participantes los tumores dejaron de avanzar o se comprimieron durante un año o más. De los que solo tomaron ipilimumab, apenas el 19 por ciento tuvo sus tumores estabilizados o reducidos por dos meses y medio.

Una de las beneficiadas con esta nueva clase de drogas es Vicky Brown, una profesora universitaria de 61 años residente en Cardiff, Inglaterra, quien fue diagnosticada con este cáncer de piel en 2006. A pesar de los tratamientos, el tumor hizo metástasis en otros órganos y a finales de 2013 sus médicos la desahuciaron. Como no tenía nada que perder, Brown decidió participar en el ensayo clínico. A las pocas semanas los tumores habían desaparecido. “Parece un milagro. La terapia me ha regresado la vida”, relató Brown a los medios.

Hay que aclarar que quienes recibieron ambas drogas reportaron inflamación del colon y otros efectos secundarios, y por esto “los doctores y pacientes deben saber que hay riesgos así como beneficios”, señaló Jedd Wolchok, quien presentó el estudio durante la plenaria del congreso.

Otro de los estudios involucró a pacientes con cáncer de pulmón. En este se demostró que nivolumab ofrecía una supervivencia media de tres meses más que la quimioterapia. Pero lo sorprendente fue que para un subgrupo de pacientes, aquellos cuyo tumor expresaba la proteína PD-L1, la supervivencia fue de 18 meses en promedio, frente a nueve meses con la droga convencional. “El dato más significativo fue que el porcentaje de eventos adversos severos con nivolumab fue del 10 por ciento, mientras que los de la quimio fue del 54 por ciento”, dijo a SEMANA el director del trabajo, Luis Paz-Ares, jefe del servicio de oncología del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, España.

También se presentó evidencia de que ipilimumab y nivolumab lograron reducir el tamaño de los tumores en 19 pacientes con cáncer avanzado de hígado. Pembrolizumab, otra de estas drogas, dio resultados positivos en 25 pacientes con cáncer de cabeza o cuello. Se vieron hallazgos similares en pacientes con cáncer de vejiga, riñón o estómago.

Las tres drogas mencionadas son la vanguardia de la inmunoterapia. Gracias a investigaciones sobre la biología de los tumores, los científicos han logrado establecer que “las células cancerosas desarrollan proteínas que adormecen la respuesta inmunológica de los linfocitos T”, señala el oncólogo clínico Carlos Alberto Vargas. Los linfocitos son especies de soldados elite que el organismo usa para atacar los cuerpos extraños que lo invaden, como gérmenes, virus y bacterias. El cáncer avanza silenciosamente sin ser detectado gracias a que logra deshabilitarlos.

Ahí es donde interviene la inmunoterapia. Muchas de estas nuevas drogas, incluidas ipilimumab y nivolumab, bloquean estas proteínas en el tumor y le impiden a la célula cancerosa pasar oculta ante el sistema inmune del huésped. “Las drogas desvelan el enemigo y las defensas naturales del cuerpo hacen el resto”, explica Porter.

La conferencia de la semana pasada reflejó que dicha estrategia está madurando, pues los estudios presentados “muestran resultados más significativos para muchos pacientes”, explica Vargas. Su alcance es mucho mayor hoy porque “el mecanismo usado por estas drogas no es específico para un solo tipo de cáncer, sino que puede tener beneficios para muchos otros tumores”, señala Porter.

Así mismo, los hallazgos son muy prometedores para tumores en los que no hay muchas opciones, como los de esófago, vejiga, hígado y riñones. “Ahí también se están mostrado resultados impresionantes, como los que se vieron en melanoma y pulmón y seguramente se impondrán como tratamiento de elección en dichos casos”, agrega Vargas.

El hallazgo no significa que, como muchos ingenuos creen, aumentar las defensas del organismo por medio de productos sin base científica sirva para tratar esta enfermedad. “Estos medicamentos claramente actúan en puntos de la célula que permiten controlar la respuesta inmune del paciente contra ellas”, señala Vargas.

Durante décadas la quimioterapia ha sido el tratamiento convencional para detener el crecimiento descontrolado del cáncer. El problema es que al tiempo que ataca las células malignas, también afecta las sanas. Además, los tumores tienen mecanismos para evolucionar y volverse resistentes a estas drogas. La inmunoterapia, en cambio, podría funcionar indefinidamente porque el sistema inmune se adapta y responde a esa resistencia. “Es un sistema que puede evolucionar como el tumor”, dice Suzanne Topalian, profesora de oncología de Johns Hopkins University.

A pesar de los resultados, algunos expertos no son tan optimistas. “Cada cierto tiempo nos dicen que esta es la panacea, y a los dos años no funciona”, dice el oncólogo Ramiro Sánchez. Otros consideran que los efectos adversos, que van desde fatiga y alergias hasta ulceraciones intestinales y diarrea, no son de poca monta. “Son hitos que dan esperanza, pero en cáncer los progresos son lentos”, señala Karol Sikora, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buckingham. El otro asunto es el precio de los medicamentos. En el congreso, Leonard Saltz, jefe de oncología gastrointestinal el Memorial Sloan Kettering Cancer Center, señaló que este tipo de tratamientos podría costar por paciente 300.000 dólares al año, lo cual es insostenible para los sistemas de salud.

Por eso, el reto ahora es saber identificar cuáles pacientes son los que más se beneficiarían con estas terapias. Lo importante es que muchos enfermos que antes no tenían tantas alternativas de tratamiento podrán tener por fin una luz de esperanza.

La gran batalla

Para entender como funciona la inmunoterapia hay que hacer de cuenta que el organismo es un castillo. El sistema inmune es una tropa de células que reconoce no solo a los habitantes de la fortaleza sino a todos los extraños que ingresan a él (gérmenes, virus, bacterias). Si esto sucede, este cuerpo élite de defensa enciende las alarmas y ataca. El cáncer, un grupo de células que se tornan malignas, es como un traidor dentro del castillo que sabe engañar ese sistema de seguridad para que no lo reconozca como enemigo y así pueda crecer sin obstáculos. Para evitar que esto suceda, los científicos han ideado terapias que le quitan ese disfraz al cáncer para que el sistema inmune lo ataque.

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