La medicina “molecular” ataca sólo a aquellas células dañadas por la enfermedad, marcando una importante diferencia con la quimioterapia.
Esta es una buena noticia.
Se trata de una luz de esperanza para quienes sufren de cáncer.
La jefa de Oncología del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Mónica Ahumada , lo dice con toda sus letras: Con este nuevo tratamiento “los pacientes tienen una sobrevida mayor”. Por ejemplo, apunta, “quienes tenían metástasis por cáncer renal vivían ppoquitos meses, ahora están llegando a durar hasta un año y medio”.
¿A qué nuevo método de atacar el cáncer se refiere? A la utilización de “drogas moleculares” en el tratamiento.
Ahumada preside el I Congreso Latinoamericano de Oncología Molecular que reúne en Santiago a médicos latinoamericanos para revisar los últimos avances en este campo. La experta asegura que el gran mérito del encuentro es que por primera vez se convoca en un solo lugar a investigadores y médicos que tratan pacientes. Y todavía más: “Siempre los encuentros eran con expertos de Europa o EE.UU., pero no con los que trabajamos en Latinoamérica. Ahora vamos a saber lo que está pasando con estas drogas en nuestro continente”.
El enfoque molecular se encarga del combate al cáncer de modo distinto a cómo lo hacen las radioterapias tradicionales. Se trata de un sistema que interfiere en aquellas moléculas específicas del organismo que le sirven al cáncer para proliferar. Por eso -y a diferencia de la quimioterapia, que afecta a todas las células de rápida división-, se puede decir que el enfoque molecular “afina la puntería” en el tratamiento.
Según garantiza la doctora Ahumada, este ataque “focalizado” posee efectos notorios en la sobrevida de los enfermos y permite también entregar diagnósticos más individualizados, haciendo posible un pronóstico más favorable.
“Algunas drogas moleculares se usan después de que el paciente fue operado de un tumor, como algo preventivo. En estos casos se ha visto que mejora la vida de los pacientes y disminuye la posibilidad de una recaída”, indica la profesional.
Como una aspirina
En aquellos casos en que la enfermedad ya alcanzó la fase de metástasis, añade, los enfermos “sobreviven más tiempo y tienen una mejor calidad de vida. Ese lapso permite ganar nuevas líneas de tratamiento”.
La experiencia cuenta con ejemplos concretos, como los casos de un cáncer renal y un melanoma, el más agresivo de los cáncer de piel. “Con estas nuevas drogas moleculares vimos un cambio total en los tratamientos metastásicos, lo que uno nunca veía con las drogas tradicionales”, cuenta Ahumada.
Este nuevo tratamiento, asimismo, tiene también diferencias en los efectos secundarios, a pesar de que su administración es vía oral, como si se tratara de una aspirina. “A diferencia de las drogas tradicionales, mucho más tóxicas, que actúan a nivel de las células normales, estos son tratamientos dirigidos a las células con mutaciones. Es algo más llevadero para los pacientes. Es menos frecuente, por ejemplo, que a los pacientes se les caiga el pelo”, dice la doctora Ahumada.
En todo caso, apunta la experta, “no hay que confundirse”, porque “de todos modos se trata de medicamentos que tienen toxicidades”.
-¿Cuánto más costosos son estos nuevos medicamentos?
-En general el costo de producción es más caro. Sube en varios millones por cada ciclo de aplicación (…) El problema actual es el acceso a drogas de alto costo. Sí o sí se necesita apoyo del Estado o de algún seguro.
Ese punto, finaliza Ahumada, es uno de los propósitos del congreso que preside: estudiar qué modelos de cobertura existen en otros países y cuál es el modelo chileno para acceder a estas drogas