Tal y como su nombre lo indica, la inmunoterapia tiene la finalidad de ayudar al sistema inmunitario/inmunológico a combatir el cáncer.
Refuerza al sistema inmunitario con nuevas sustancias o células que son implantadas en el paciente para combatir el padecimiento de cáncer.
Cualquier paciente con cáncer puede ser un individuo potencial para ser tratado bajo el método de la inmunoterapia; sin embargo, esta práctica médica no es tan común como la quimioterapia, la radioterapia o la cirugía.
¿Cómo funciona contra el cáncer?
La inmunoterapia actúa de dos formas: una se dedica a reforzar el sistema inmunitario, mientras que la otra se dedica a buscar las células cancerígenas para que los glóbulos blancos eliminen la afección en el sistema lo antes posible.
El Instituto Nacional del Cáncer indica que los efectos secundarios del tratamiento pueden ser el dolor en la zona donde impacta la aguja, sarpullido, irritación, hinchazón, enrojecimiento, comezón, náuseas, dolor de cabeza, presión arterial baja y también otros síntomas menos comunes.
La aplicación de este método para evitar que el cáncer derive en metástasis, se da de 4 formas distintas entre sí.
La primera opción es aplicar el tratamiento vía intravenosa, seguido por las cápsulas de ingesta oral, la inmunoterapia tópica con ungüento de cremas para la piel y por último la inmunoterapia intravesical que se aplica directamente en la vejiga.
La frecuencia de su tratamiento depende qué tan avanzado esté el cáncer y de cómo reacciona el organismo ante el procedimiento médico.
No olvides que debes visitar a tu médico de confianza para los chequeos médicos de rutina y descartar inconvenientes con respecto al bienestar de tu cuerpo.