¿En qué se diferencia con la quimioterapia y radioterapia?
Tanto la quimioterapia como la radioterapia son modalidades de terapia contra el cáncer no selectivas, es decir, atacan indiscriminadamente a la célula tumoral y a la célula sana, y no hace distinciones entre un subtipo de tumor u otro. El descubrimiento de las terapias dirigidas y la inmunoterapia constituye un gran paso hacia las terapias personalizadas, centradas en cada paciente y en cada tumor. No pueden tratarse de la misma forma todos los cánceres de pulmón, por ejemplo, porque cada uno es diferente, responde de forma diferente a las terapias y necesita una u otra combinación.
A fecha de hoy, y para conseguir la mejor eficacia en los tratamientos, necesitamos seguir usando quimioterápicos y radioterapia, aunque cada vez con más frecuencia las combinamos con esos nuevos fármacos que mejoran la eficacia y que nos están marcando nuevos caminos para combatir el cáncer. Ya se sabe que, tanto la radioterapia como la quimioterapia son capaces de activar a los linfocitos para reforzar su lucha contra la célula tumoral. Añadir un inmuno-fármaco sería una combinación perfecta.
¿La inmunoterapia es lo mismo que las terapias diana?
Las terapias diana son tratamiento también dirigidos, pero en este caso contra receptores concretos que la célula tumoral tiene en su superficie. No tienen como objetivo principal mejorar la respuesta del sistema inmune, aunque de forma colateral podría ocurrir. La terapia dirigida más famoso posiblemente sea el Rituximab, terapia diana que revolucionó a partir de 1997 el tratamiento de los linfomas, ya que se fija en un receptor de la superficie de la célula tumoral denominado CD20 e induce la muerte celular al fijarse a él.
Existen múltiples terapias dirigidas contra marcas específicas que presentan las células tumorales normalmente en su superficie. Esas marcas son las denominadas dianas, y son características y propias de cada estirpe celular, lo que las diferencia de las demás. Las terapias diana tienen distintos mecanismos de acción: son capaces de impedir la replicación de la célula tumoral, la creación de vasos que irían a nutrir a ese tumor o simplemente aumentar la sensibilidad de otros tratamientos de quimioterapia y radioterapia. Ejemplos muy empleados de estas terapia son el Herceptin (Trastuzumab), el Avastin (Bevacizumab) o el Erbitux (Cetuximab).