Dieta y cáncer, alimentos que reducen riesgos

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El cáncer es una enfermedad presente a nivel mundial que se relaciona con la interacción de factores genéticos y hormonales y de hábitos de vida no saludables como el consumo de tabaco o el alcohol,  tensiones emocionales y una alimentación inadecuada.

“Hoy en día existen evidencias científicas de alimentos con propiedades anticancerígenas, denominados alimentos funcionales, con compuestos bioactivos que tienen una actividad biológica dentro del organismo y que se traduce en beneficios para la salud”, explica Alberto Fernández Gutiérrez, director del Centro de Investigación y Desarrollo del Alimento Funcional (CIDAF) del Parque Tecnológico de Ciencias de la Salud de Granada.

Ejemplos de estos compuestos activos, algunos de ellos con gran capacidad antioxidante que evitan el crecimiento y la proliferación de células tumorales, son los indoles presentes en las coles; la vitamina A de la zanahoria o el melocotón; los flavonoides de los cítricos, piña o pera; el licopeno del tomate, sandía o fresas; la presencia de antocianinas y fenoles en uvas, ciruelas o berenjenas y el alto contenido en luteolina de lechuga, melón o espinacas.

También el vino tinto, las setas shiitake, el té verde o los ajos tienen propiedades beneficiosas para la salud a través de sustancias presentes en su composición como el resveratrol en el caso del vino o la lentionina en el caso de las setas shiitake mostrando, este último, un gran potencial para prevenir la formación de trombos y el cáncer de hígado.

Francisco Antonio Macías, catedrático de Química Orgánica de la Universidad de Cádiz, recomienda ingerir alimentos funcionales en la dieta diaria y recalca que la clave se encuentra en sus compuestos químicos, fundamentalmente, en los ácidos grasos beneficiosos; en los fenólicos (especialmente las isoflavonas); y los terpenoides cuyo derivado, el taxoter, funciona ya como principio activo en medicamentos anticancerígenos.

Del tomate…al aceite de oliva

El director del CIDAF y también catedrático del Química Analítica de la Universidad de Granada, Alberto Fernández Gutiérrez, y el catedrático de Química Orgánica de la Universidad de Cádiz, Francisco Macías, analizan algunos de los alimentos de consumo habitual cuyas propiedades, según diferentes estudios científicos, nos pueden proteger frente al cáncer:

  • Tomate: El consumo de su compuesto activo licopeno reduce la incidencia de patologías cancerosas, sobre todo de pulmón, próstata y tracto digestivo. El licopeno y la tomatina tienen una alta capacidad antioxidante que evita que procesos de degeneración celular deriven en cáncer.
  • Té verde: Tiene múltiples propiedades gracias, sobre todo, a los polifenoles. Es anticancerígeno y antioxidante.
  • Aceite de oliva virgen extra: Potente arma contra algunas líneas celulares de cáncer de mama al descubrirse que reduce de forma drástica los niveles de determinados oncogenes que están en el 30% de las pacientes que desarrollan una forma muy agresiva de la enfermedad. Investigadores del CIDAF han encontrado, en experimentos in-vitro, que los esos efectos pueden ser debidos a la presencia de algunos compuestos minoritarios en el aceite, como son algunos compuestos polifenólicos.
    EFE/Javier Echezarreta
  • Trigo: La fibra del pan y cereales integrales, como el centeno, acelera el tránsito intestinal y arrastra las sustancias cancerígenas que puede haber en el conducto digestivo previniendo el cáncer de estómago y de colon. Al impedir que sean absorbidas las sustancias cancerígenas protege contra el cáncer de páncreas y de mama.
  • Brócoli: Numerosos estudios demuestran que el sulforafano ( reconocido científicamente como un agente quimio-protector contra el cáncer) y los isotiocianatos presentes en el brócoli pueden detener el proceso de proliferación celular de las etapas iniciales del cáncer de próstata, colon, mama, hígado, vejiga, huesos,  páncreas, piel o leucemia.
    alimentos funcionales contra el cáncer
    Campos de trigo. EFE/EPA
  • Granada: Rica en antioxidantes ayuda a prevenir el cáncer de mama. Pero también es rica en ácido cítrico (de acción desinfectante, alcaliniza la orina y potencia la acción de la vitamina C), málico, flavonoides (pigmentos de acción antioxidante) y los taninos. Estos últimos son sustancias con propiedades astringentes y antiinflamatorias. Otros estudios han demostrado cómo el jugo de granada puede ayudar a prevenir y tratar el cáncer de próstata y la osteoartritis.
  • Curcuma: Esta especie es uno de los ingredientes del curry amarillo y constituye uno de los antiinflamatorios naturales más potentes. Utilizado como colorante su principal constituyente es la curcumina. Tiene cualidades antiinflamatorias, antitrombóticas, hipocolesterolemiantes, hepatoprotectoras, antimicrobianas y antioxidantes y anticancerosas. En laboratorio se ha comprobado que la curcumina inhibe el crecimiento de un gran número de tumores como los de colon, hígado, estómago, mama, ovarios y leucemia, entre otros. Como factor preventivo de esta enfermedad, es un gran aliado ya que favorece la eliminación de sustancias cancerosas, ayuda a nuestro cuerpo a producir sustancias anticancerosas como el glutatión y tiene un gran poder antioxidante (en algunos estudios se habla de que es hasta trescientas veces más potente que la vitamina E).
    Gel de la hoja de aloe vera. Foto: Aloe Vera Las Coronas
  • Soja: Las mujeres de países asiáticos suelen presentar una menopausia más tardía, con menores trastornos y con un menor índice de problemas de osteoporosis, hecho que diversos estudios epidemiológicos han ligado a su alto consumo de soja, una fuente importante de vitaminas, proteínas, minerales, fibras vegetales, lípidos e isoflavonas.  Sin embargo, científicamente se ha examinado minuciosamente si su uso puede estar relacionado con un aumento en el riesgo de sufrir cáncer de mama.
  • Aloe vera: El catedrático Francisco Macías explica que existen estudios sobre el efecto del jugo de aloe vera puro para prevenir y atacar la fase incipiente en cáncer de pulmón y páncreas. También ayuda, en los tratamientos de quimioterapia, a curar las llagas de la boca y las capas de epidermis de estómago e intestino. Además, su alto contenido en germanio ayuda al sistema inmunológico .
  • Setas: Utilizadas más por la medicina oriental, existen estudios en China, Japón y Estados Unidos sobre algunas propiedades anticancerígenas.

Base de fármacos contra el cáncer

Los compuestos bioactivos de muchos de los alimentos funcionales pueden servir como base de los fármacos contra el cáncer, aunque en muchos casos “los extractos de compuestos biactivos no son tan efectivos como cuando estas sustancias se encuentran en su forma natural como parte de un alimento”, apunta el director del CIDAF.

Explica que “algunos de estos bioactivos podrían ser no metabolizados en su forma pura y que necesiten la presencia de otros compuestos o componentes alimenticios para funcionar apropiadamente. Por tanto, no necesariamente un compuesto bioactivo individual, sino la combinación de varios entre sí o con otras substancias en los alimentos, es lo que favorece su absorción, el transporte a los tejidos, el metabolismo y la función protectora contra enfermedades como  el cáncer”.

Por tanto, los alimentos funcionales naturales, tanto en nuestra dieta o como en los principios farmacológicos, nos ayudarán a protegernos frente al cáncer.

 

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